viernes, 9 de noviembre de 2012

Senderismo. Una ruta atractiva de Villaviciosa


Aúna disfrute paisajístico y el descubrimiento etnográfico, con los vestigios de la llamada 'cultura del pan' en torno a lo que fuera una intensa actividad molinera, extinguida hace más de medio siglo. Hasta 22 molinos de agua -en distinto estado de conservación- se contabilizan en  7 kms. de tramo de singular belleza, cobijados por el bosque de ribera.

La importancia del Ríu Profundu y la senda radica en esa intensa actividad de la molienda que en otro tiempo llegó a funcionar en tan corto tramo de río. Su estudio y puesta en valor en la última década se debe en gran medida al investigador y etnógrafo villaviciosino Rafael Balbín Loredo, autor de una completa Guía de la zona.

La visita a la ruta de los molinos del Río Profundu la iniciamos desde el barrio de Valbúcar (Amandi), cerca de nuestros apartamentos rurales Obaya, para ir remontando el río hasta el barrio de Buslaz (Breceña). Aunque también se puede hacer desde esta última localidad para ir siguiendo el río hasta su desembocadura en el río Viacaba. Desde Valbúcar, y poco antes de llegar junto a la entrada a la finca de La Vega, tomaremos un sendero que parte de la misma carretera.

Pero antes de iniciar este recorrido podemos acercarnos hasta el puente de la carretera, desde donde podemos ver los restos del Molín de Peña, del que sólo queda su arco. Por este tramo inicial, iremos bordeando toda la finca de la Vega, y cuando la senda nos lleve de nuevo junto al cauce del río, podremos ver, desde lejos, el segundo de los molinos: el Molín de Griselda.

Siempre con el cauce del río a nuestro lado, iremos acercándonos a los barrios de Les Veges y Villaverde, ambos en la parroquia de Fuentes, y donde podremos ver el Molín de Villaverde.

Esta zona del recorrido coincide, además, con la llamada “ruta andariega XixónCuadonga”, promovida por la Tertulia Cultural “El Garrapiellu”. Dejando atrás Villaverde, seguiremos por la carretera pavimentada, hasta llegar a una portilla negra. Aquí nos desviaremos y seguiremos remontando el curso del río hasta llegar al Molín del Profundu, del que sólo quedan sus cuatro muros. Desde este molino la senda toma un sentido ascendente y cierto desnivel respecto al cauce del río, al que volveremos tras una pequeña bajada escalonada junto a unas grandes rocas.
Siguiendo la senda, perfectamente delimitada, iremos viendo los restos del Molín de Trabanco, único en toda la ruta que contaba con vivienda, y el Molín del Pitu que, al igual que el anterior, contaba con dos molares y se encuentra situado en medio de de una alameda y junto a un pequeño afluente conocido como “Riega la Reina”.

Tras dejar estos molinos, pertenecientes a Lugás, continuaremos junto al río hasta llegar a un tramo que nuevamente coge altura respecto al cauce del río y que se caracteriza por sus grandes escalones por los que subiremos en medio de un bosque de especies frondosas. Tras volver junto al cauce del río, y ya en la zona de la parroquia de Coru, llegamos a los restos del Molín de José Xico, por cuya parte superior pasaremos, y desde donde podemos ver los restos de su maquinaria, empleada en los últimos años de funcionamiento, para producir electricidad.

Por una amplia senda, y siempre en la zona de bosque, llegaremos al Molín de Perea, situado a pocos metros del anterior. Tras dejar atrás estos últimos molinos, llegaremos a una zona de prados,
donde es recomendable ir siempre pegados al cauce del río, especialmente si hay ganado suelto. En esta zona de pastos se encontraba uno de los molinos que en la actualidad han desaparecido: el Molín de Pachón.

Después de atravesar estos pastos, llegaremos a otra zona de bosque donde iremos viendo las ruinas de los molinos de Perniles y d´Arriba. Tras visitar este último, y siempre con el río a nuestra derecha, unos metros más arriba cruzaremos el cauce fluvial por una pasarela de hormigón que nos llevará a una pista forestal y a la entrada de una segunda zona de prados o de vega.

En este punto, tomaremos la pista hacia la izquierda e iremos bordeando esta vega, conocida como “La Prunacea” y desde donde veremos buena parte del valle por donde baja el río.

Más adelante nos encontraremos una bifurcación, debiendo tomar el sendero de la derecha que nos llevará junto al cauce del río y a los restos del Molín de Pascual. Con la visita a este molino, iniciamos también la visita a los molinos pertenecientes a la parroquia de Breceña.

Desde aquí, por un tramo llano quediscurre en parte por la antigua canal del Molín de Pascual llegaremos a una nueva bifurcación donde podremos ver los restos del Molín de Lalón junto al que discurre otro afluente del río: la Riega del Espinadal. Tras ver los restos de este molin, y ante un gran castaño, tomaremos la senda ascendente de la derecha que nos llevará al Molín de la Ullina, que se levanta sobre un bancal de piedra natural y sobre el mismo cauce del río.

Tras subir, por unas toscas escaleras que nos llevan a la canal por la que se abastecía, pasaremos por un bosque de álamos que nos llevará hasta el singular  escenario del Molín de la Peña y su cascada. Tras visitar el molino y contemplar el gran salto de agua, continuaremos por la senda que sube por la margen izquierda de la cascada para, cuando lleguemos al alto, continuar por la senda que nos lleva nuevamente junto al cauce del río, y muy cerca del Molín del Esprón.

Desde aquí, y tras atravesar una nueva zona de pastos, llegaremos a otra zona de bosque en el que iremos viendo los molinos de Rea, Peruya, Rosicu y d´Arriba, con muy poca distancia entre ellos. El Molín d´Arriba es el que en mejor estado de conservación se encuentra de toda la ruta, junto con el Molín de la Peña restaurado parcialmente en 1997 por el Ayuntamiento de Villaviciosa.

Desde el Molín d´Arriba, al que se accede tras cruzar el río por una gran losa de piedra, seguiremos remontando unos metros el río, hasta llegar a una pista que nos llevará, tras una ascensión de un kilómetro, hasta la localidad de Buslaz, donde todavía podremos contemplar algunas manifestaciones de arquitectura popular como el hórreo estilo Villaviciosa que nos encontraremos al llegar.

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